11/16/2006

El miedo es luminoso
Al Berto, Canto del amigo muerto, Prólogo, traducción y versión poética Jesús Losada. CELYA, 2004
Alberto Raposo, fue poeta portugués que escribió exiliado en Bruselas y en Bruselas acabó sus días de escritura sin ser ya exiliado, que triunfó la revolución de los claveles. Tras esta revolución política, Alberto Raposo, fue no sólo poeta, pintor exiliado de la pintura, que se convirtió en editor.
La obra poética de Al berto está recogida en una obra única pero múltiple, titulada O Medo, publicada en la editorial portuguesa Assino y Alvim. Única, porque se ha realizado como una antología total de la obra del poeta; múltiple, porque cada parte de esa antología se reivindica a sí misma como una individualidad interpretable y única.
En España ve la luz por vez primera la obra de este poeta lusitano de la desolación luminosa, de la mano de Jesús Losada como más que traductor y la editorial CELYA como impulsora del proyecto editorial.
Jesús Losada, poeta zamorano, ha escogido dos de los libros que forman la antología O medo y los ha puesto su marca personal en la traducción, que goza de una fuerza expresionista y lírica, que nos pone delante del hecho experimentalmente violento que da origen al poema.
Además, nos proporciona en la introducción al poeta una información de capital importancia para entender la serpenteante poética que nos embargará en la lectura de ambos poemas.
La poesía de Al berto es una rotunda ego – latría, todo le sucede como si fuera el objeto experimental de Dios, como si en él se produjeran los encuentros y desencuentros de la existencialidad en su estado más puro y no pude hacer otra cosa que contarlo metafóricamente. Que verso más profundo y lindo para expresarlo que ese que abre el poemario “en mis huesos la tierra inicio su trabajo”; que aunque el lector pueda conectar de súbito con la muerte y el enterrado, sin embargo está conectado a la vida, porque es en la vida sin duda donde se arriesga la razón, donde la arriesga el propio Al berto.
Ese ego es romántico y lírico hasta la exasperación de sí mismo, como si buscase la belleza de la vida en su propia ausencia, en el exilio siempre “Mi cuerpo es ahora humus y ausencia”, contradicción en suma, lugar para la vida pero la vida está en los otros que no alcanzo. Quizá la búsqueda de la belleza, el romanticismo y el lirismo de cada imagen y palabra tenga su origen en que es camino de salida al otro necesario “Cuando las manos encuentren las manos/ y los ojos de uno se vuelvan/ ciegos en lo hondo de los ojos del otro/ - empezaremos de nuevo”.
La salida del ego al otro, que es transformación en el otro – eso precisa de un lenguaje de imágenes rayano en la “iluminimosidad dadaísta”, imágenes que recarguen a la palabra de significaciones desaprensivas, lumpénicas, objetual hasta la organidacidad “se rompía el silencio/ con la musicalidad del agua chocando/ contra el hierro de las escaleras./ Pero ningún sonido lo perturbaba/ ninguna luz crepuscular,/ ningún día le merecía respeto”.
Pero si hay algo rotundo en la poesía de Al berto es su afán de proponer a la poética pensamiento, y, así, cada poema se transforma en una pregunta filo – poética, en el doble significado que puede alcanzar esta expresión. Una poesía meta – filo – física – poética.
No olvida el autor que la física, el cuerpo, es importante, y que es él el que transporta el pensamiento. Por ello, todo pensamiento en físico y posteriormente meta y poético: filo – físico.
Más que seguir alabando la poética de este poeta portugués sea preciso leerlo en la fulgurante y física traducción de Losada y dar las gracias a Celya por poner en conocimiento del público ibérico de este lado de acá lo físico que es la poética contracultural del otro lado de allá.

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