2/25/2008

Hermanos en la urdimbre
En la última edición de “Con voz propia”, preguntaba el amigo Ricardo Ruiz si la poesía tenía lugar, es decir, si había poesía de aquí y allá y acullá.
En ese momento, la pregunta me tomó in albis (país cercano a la poesía) y respondí cualquier barrabás – ada (líbrele el cielo que no yo) de la que además te sientes satisfecho de ego – latra (que es enfermedad de poetas y políticos).
No dejé de personarme en la puñetera pregunta y ya de manera ultórcrata, cuando llega a las manos el buen artículo en “El Adelantado” de Segovia de quien me adelanta a la respuesta, el gran amigo Apuleyo Soto (poeta versado y barbado, como Valle y niño que juega a las palabras “pa que abras” a la vida y el humor como Quevedo), Apuleyo sin más para los amigos e imberbes (como yo mismo, no por poeta y sí por imberbe y Francisco Puch), que dice que la poesía es “los amigos umbilicales”. Y cómo me gana esta maravillosa, preciosa, precisa, porque hace referencia al ombligo, a la unión y alimento, al punto medio (¿también al Aristotélico?), a los manuscritos, a la conclusión, y, además, al sol y sus cuadrantes estelares.
Pero quizá me gana más, querido Apuleyo, porque me retrotrae a otra palabra que degusto siempre “urdidumbre”, palabra que traduce la platónica “Symploké” en la que se encontraban las ideas. Y es que los poetas también están en Symploké, interunidos, intertejidos, entretejidos, entreverados (adivinos del desorden, sospechosos del caos), entremetidos y entremezclados, siempre relacionados, interrelacionados y siempre en la necesidad de expresar dicha relación.
Pero dudo que la tal urdimbre constituya una patria, más bien, como dice Osés, una fatría (y cabe Fermín, Jorge, Oscar, Heliodoro, Eliseo, Pedro, Juan C., Bouza, Bernardo, Alberto y hasta los que se autoexcluyen a la últimidad por divinos) y como quiere Octavio Uña, de comunicación.
Gracias a Apuleyo, dadas le sean, le respondo a Ricardo Ruíz que la poesía es la fatria de los hermanastros en urdimbre y ese es su lugar, su único lugar
Lo demás, poesía hispánica, gallega o comanche son sólo desafortunadas expresiones de la nostalgia del tradicionalismo y hasta propias del psicoanálisis cultural.

2/11/2008

Uña Juárez, O.; Hernández, A.; Diccionario de sociología, Editorial, ESIC, Universidad Juancarlos I, Madrid, 2004.
He aquí que adviene al panorama editorial un nuevo Diccionario de Sociología, editado por la ESIC y dirigido por los Catedráticos de Sociología Octavio Uña Juárez y Alfredo Hernández Sánchez, el primero de la Rey Juan Carlos, el segundo de la Universidad de Valladolid. Se cierra de esta manera un proyecto que se inició hace ya diez años, en 1993, y que ha tardado en romper el cascarón editorial porque siempre creció sobre la base de la calidad en la redacción formal/ material de los términos.
Octavio Uña y Alfredo Hernández son sinónimo de buen hacer en el trabajo, de que no habrá habido ninguna imposición de directrices y sí mucho acompañamiento en la labor, lo que denominaríamos “con – trabajo”. Por supuesto libertad en la elección del camino teórico que se debiera recorrer por parte de cada uno de los colaboradores y libertad a la hora de componer la voz para el diccionario, así como a la hora de proponer la bibliografía a consultar y aclarador.
Tanto Alfredo Hernández como Octavio Uña son personas dinámicas dentro de la actual “inmovilismo” teórico al que se ha acostumbrado la mayoría de la universidad de España, que en vez de ser “Uni - diversa” se ha conformado con aparecer como “uni – versa – da”, un dinamismo que saben trasmitir a todos aquellos que colaboran en este diccionario, de manera tal que todos los colaboradores y los coordinadores parece compartir un mismo sentimiento o finalidad, la de estar colaborando en una obra de consulta abierta, interdisciplinar y multidisciplinar, plural y aperturista, nunca oclusiva y transitiva, porque, de facto nos habla en todo momento de la totalidad de conceptos y nombres acaecidos en la sociología, y en las ciencias sociales que la trasversalizan, de España y del Mundo. Este sentimiento común lo encontramos en el hecho, por ejemplo, de que todos los conceptos, a pesar de estar compuestos por personas distintas, se interrelacionan perfectamente, haciendo comunidad, es decir, se refieren los unos a los otros como constructores de una ciencia y a pesar de la diferencia de avatares en los que fueron diseñados, y mantienen esa diferencia como lo fundamental que los caracteriza.
El diccionario se constituye en referir cerca de mil ochocientos términos realizados por cerca de trescientos colaboradores. Estos términos son principalmente de Sociología pero, a su vez, encontramos términos de ciencias transversales a la Sociología y que la amplían y la explicitan históricamente, como son la Filosofía, la Psicología Social, la Historia del Arte, la Economía, la Antropología social y filosófica, la Lingüística o la Teoría de la Comunicación. Por supuesto, el corpus principal del diccionario está constituido por aquellas voces principales dentro de la ciencia sociológica, los términos esenciales de esta ciencia, tanto si son términos teóricos así si refieren a algún autor relevante de la Sociología. En este punto cabe destacar el exhaustivo viaje que nos realizan por la historia biográfica de la Sociología Española, amén de todos aquellos sociólogos que en el ámbito internacional han sido relevantes.
El otro corpus de términos lo conforman los provenientes de la filosofía, en todas sus ramas, y, por supuesto, los autores filosóficos pero tomados en cuanto lo que aportaron a la ciencia Sociológica y a la Política.
Otro corpus de términos destacable es el que se dedica a las “regiones” de la sociología, a las diferentes especializaciones de la sociología, y que va desde la sociología cognitiva hasta la sociología de la literatura; desde la sociología de la ciencia y la técnica hasta la sociología de la edad; desde la sociología de la salud a la sociología de la sociología (metasociología).
También merece destacarse la buena y gran atención que se dedica a la teoría de la comunicación, y a la comunicación como el componente social vertebrador y edificativo, en particular, de sociedades e individuos, de empresas y movimientos alternativos al poder.
Otro elemento a destacar es la relevancia que se concede a la Hermenéutica, esa corriente filosófica nacida en el siglo XIX de varias firmas importantes filo – sociológicas y que en España se halla perfectamente representada en la figura de A. Ortiz – Osés y su escuela “deustense”.
La extensión de los términos no es una cuestión relevante, ya que parece que los propios colaboradores en la redacción del diccionario se han extendido lo que entendieron que era necesario para la comprensión del término.
Pero si merece destacarse la bibliografía, que es exhaustiva y parece concretarse en lo que se puede encontrar publicado en español de cada uno de los términos. Otra característica que hemos encontrado con respecto a los términos es que los coordinadores del mismo decidieran agotar el campo lingüístico de un término, incluyendo todas las voces posibles. por ejemplo, cibercultura, ciberespacio, cibernética, y que nos permite conocer suficientemente este campo semántico de términos, realizado por autores distintos, pero, a la vez, nos permite la posibilidad de tener a la mano una amplia bibliografía para propiciarnos un conocimiento en profundidad de dicho término. Y esto mismo se produce con una multiplicidad de términos a lo largo del diccionario. Con lo cual se ve que los coordinadores tenían in mente que fuera no sólo una obra de consulta básica para cualquiera que desee acercarse al conocimiento de la sociología y de las ciencias sociales o para el estudiante de estas ciencias, si no también para todos aquellos que precisan de una gran información sobre estas ciencias y con profundidad para la realización de trabajos específicos o tesinas, como para aquellos doctorandos que precisan de una primera mano tras su elección temática o para iniciar esa elección temática.
También cabe destacar la elección de los términos que se explican a lo largo de la obra. Junto a los términos ya clásicos dentro de la Sociología o dentro de las ciencias transversales a las mismas, encontramos otros no clásicos y que, además, podemos decir que hasta hace nada, eran términos de absoluta incorrección en política académica y de investigación. Nos referimos, por cierto, a términos que tienen que ver con la política de España en el periodo comprendido entre 1939 – 1975 y otros periodos históricos que se identificaran con éste, como Cruzada, Bandolerismo, Cofradía, etc.
Efectivamente, si durante ésa época términos con raigambre en la izquierda fueron clausurados, durante la transición estos otros términos fueron a su vez clausurados. Y es que España, e su pasado, cuanta con muchos conceptos que se repudian, hijos del prejuicio.
Sin embargo, corriendo como corre el año 2003, se hace necesario acabar con estas clausuras simplemente venidas de la tristeza ideológica, y tratar toda conceptualización de teoría política con la debida pulcritud y seriedad de investigador que no toma partido ni se rasga la vestiduras, sino que sabe que su función cosiste en poner al alcance de quien se acerque a conocer la realidad sociológica, la totalidad de esa realidad sociológica, sin ejercer la función de obturador de realidades. Un diccionario, sea de la disciplina que fuera, ha de dar una visión “perspectivística” de la realidad, como decía Ortega y no ofertarla con el “muñón” para generar de principio un sentimiento de animadversión a esa realidad; por supuesto, tampoco de simpatía. Por decirlo en facies filosófica, a de quedarse en el ti ón, el primer modo aristotélico esencial, el qué es. Y creemos que el diccionario cumple con creces este cometido y evita, de esta manera, generar más hijos del prejuicio, más conceptos a la clausura.
Decir que todos los colaboradores del diccionario son autores españoles, no es decir algo novedoso, porque existe en el mercado otros muchos diccionarios de sociología o de las disciplinas de las ciencias sociales, realizados por autores españoles, ya sean estos diccionarios comunes o de un solo autor. Este es un diccionario, otro, de los realizados por los investigadores españoles. Y decir esto es altamente satisfactorio, teniendo en cuenta que hasta ha bien breve tiempo, toda obra de consulta era mera traducción al español de obra francesa, alemana, inglesa, etc. Hoy, la obra de consulta realizada por investigadores españoles comienza a ser amplia y relevante, es decir, consultada, que es su fin. Lo que también resalta en este diccionario con respecto a los colaboradores es el hecho de que todos ellos pertenecen a las Universidades de nuestras Comunidades Autónomas o bien a alguno de los Institutos de Enseñanza Secundaria de nuestras Comunidades Autónomas. Y aquí encontramos otra de las peculiaridades de este diccionario, que al lado de consagrados Catedráticos de las diversas Universidades, encontraréis a profesores de Secundaria. Efectivamente, al final del diccionario, en el índice de autores, junto a los nombres de conocidos catedráticos de universidad, aparecen los nombres de profesores de instituto, componiendo, y creemos que por vez primera, una colaboración entre ambos niveles de enseñanza, que no de investigación, y que era tan deseada por los diversos espíritus de las diversas leyes de enseñanza.
Mirando el índice de autores también se cae en la cuenta de la diversidad de enfoques teóricos que lo pueblan. No hay un enfoque teórico uniforme, cosa que no es de desear en ningún proyecto, ni, menos aún, la visión teórica de una única universidad – no en balde, encontramos profesores de secundaria. Se pudiera definir este diccionario en su resultado final como un proyecto realizado desde la diversidad teórica (y, por ende, ideológica). No es una obra que se pueda apreciar desde una unidad de teoría o de ideología. El índice de autores habla más bien de una amplia gama de teóricos de la ciencia sociológica y investigadores de la ciencias sociales, tanto desde el punto de vista de sus filias teóricas, científicas, y el desarrollo de sus propias especialidades. Y si el criterio que ha llevado a elegir una de las versiones de los términos es la pulcritud y la exactitud en la realización formal/material del término, quiere decirse que todos los autores que se encuentran en el diccionario son los que debieron estar y que no cabe la disquisición sobre si falta alguno (porque sobrar, no sobra nadie).
El diccionario que estamos recesionando creemos que supone un paso definitivo en la asunción de nuestra cultura, con la pretensión de ofrecer una visión global de lo que ha supuesto el desarrollo de la sociología, y se realiza tanto desde un plano biográfico como desde la definición de los conceptos generados, tanto en nuestro país como en el mundo.}
Y se realiza esta visión global desde una panorama liberal, sin partidismos, como creemos que es la sociedad española actual. Asunción desde el plano teórico y de investigación que se hace precisa.
Damos la bienvenida a esta obra de consulta, que ve la luz tras diez años de esfuerzo por parte de sus coordinadores y de los colaboradores. Obra que se presenta como pulcra y se decanta por la calidad en la realización formal / material de los términos que presenta, desde una perspectiva global abierta y liberal, sin partidismos ideológicos ni teóricos ni científicos, con una total libertad en la composición de los términos por parte de los colaboradores. La calidad que presenta y la exhaustividad en el tratamiento de los términos, la harán una obra indispensable en el panorama de las obras de consulta de la Sociología y de las ciencias afines a la misma.