11/13/2006


Carlos frühbeck y el pan poético de a diario
Frühbeck de Burgos, C.; Y pondremos el pan sobre la mesa, Edita, Ateneo Jovellanos de Gijón, Gijón 2004, XIV PREMIO INTERNACIONAL DE POESIA ATENEO JOVELLANOS
El pasado cuatro de marzo, en un acto poético perfectamente guiado, se presentó en el salón del Círculo de la Unión, el último libro de Carlos Frühbeck de Burgos, que lleva por título “Y pondremos el pan sobre la mesa”.Llega a nuestras manos tras su presentación y nos prestamos a leerlo con la mirada de un “poeta de libertades”, con la puerta abierta.
Abramos el libro. Encontramos la belleza poética que encierra en el protagonismo que se concede a la memoria, tanto a la memoria colectiva como a la memoria individual, a la que se ingresa desde la memoria colectiva, que es lectura convencida cuando unificamos los dos largos fragmentos que componen el libro: un mundo compartido de recuerdos ignorados.Los recuerdos ignorados son las sombras de la infancia que se quieren retornar al mundo compartido, que es el de la idealidad poética, idealidad que se presenta en poetas conocidos como Hierro, C. Rodríguez o Pessoa, guiada esa idealidad por la humanidad que surge del “you won’t kill”, no mataréis, en la boca de Martin L. King.
La memoria poética es el mundo compartido, que es el mar, la memoria sin remedio del hombre individual, que es el río que va a dar a la mar y sólo entonces “el pan amargo del poeta/ que alimenta los sueños y las penas”, convencerá de que “la nieve está muy bella por las cumbres” porque “rendidos los años es seguro/ que sólo quedarán para el futuro/ tus versos, tus poemas, tus palabras”.
Que éste es el pan que se pone sobre la mesa.Una memoria serena, que bucea, al principio del libro, en la memoria colectiva, que se presenta como memoria poética y, seguidamente, en la memoria individual, para que descubra si también es poética.
Esta memoria serena busca una regularidad en sí misma y la encuentra en lo poético, como muestra en la parte final del libro, titulada “Final”: “que sólo quedarán para el futuro/ tus versos, tus poemas, tus palabras”. Esta regularidad, que es la propia poética, provee al hombre de libertad y le hace gozar la independencia. Estas cuatro características, según Senabre, autor del prólogo, definen al endecasílabo blanco, estrofa en la que Frühbeck decidió componer el libro, ved ahí la originalidad del mismo.Resulta interesante este juego de memorias, de lo colectivo en lo individual, de lo individual en lo colectivo, de unificación de los tiempos vitales y verbales al tiempo, permitiendo finalmente que todo repose sobre el futuro de los propios versos, poemas, palabras, sobre la independencia y libertad, “como cambian las cosas. Con los años/ sentí que me gustaban más las sombras”.Es agradable la lectura de “Y pondremos el pan sobre la mesa”, porque supone y nos hace comprender, contrariamente a lo que muestra la experiencia, que la memoria unificada se asienta sobre lo porvenir, el futuro, que la memoria y lo porvenir se encuentran unidos por lo poético, con la palabra, en el poeta.

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