11/17/2006

El final de todas las vigilias
Reza Novoa, Sindo, Mientras dure la penumbra, Ediciones Taller Literario Hojas sueltas. Mariara. Venezuela, 2002.
Recesionamos hoy el último libro recibido en España del poeta Sindo Reza Novoa. Este poeta, gallego de nacimiento (Celanova, 1959), venezolano de "pacimiento", se licenció en literatura en la Universidad Libertador de Maracay, y, allí ha "ligado" su poesía, entre la morriña y la vivencia pérterrita de lo vivido, como ya manifestará anteriormente en sus otros dos libros “Saudade” y “Ausencias y destierros”.No descubrimos nada si decimos que la poesía de Reza Novoa es una reconstrucción de la palabra castellana, de la palabra gallega en el tiempo de la ausencia de castilla y galicia, a la procura de una intimidad nueva, de un estar poético nuevo, bajo otras señas de identidad, bajo otro sol (que no es el recio de castillas), bajo otra lluvia (que no es el melancólico orballo gallego) En este trabajo de alcanzar el estar se entrevé que la única intimidad posible la da la poesía, en ella se constituye.Conociendo a Reza Novoa, se va a entregar a la poesía como un amante “baudeleriano”, sabiendo que le cubrirá la penumbra y su duración. Ahí descubre que la única manera de construir la intimidad es en la palabra que surge en el encuentro con la amante, nueva cada noche o desvencijada y arcaica, como la propia poesía.En este horizonte se interpreta su nuevo libro: celebración clandestina y pública de la amante impúdica, la palabra que emerge de cada encuentro, de cada desencuentro, consuelo y desconsuelo de los amantes que al afirmarse, se niegan, que al negarse, se redescubren con deseo voraz por el otro, que por conquistar el amor se dejan morir de inanición poética o resucitan perennes de su devoción devorativa “y eso me contenta”.En treinta y nueve poemas describe los ritos, los gritos, los frutos de estos encuentros amorosos: desde la necesidad de seducción sin salir del mundo propio (“sedúceme sin sobresaltos/ pero déjame horizontal/ cubierto de cielo/ mientras dure la penumbra...); o la necesidad de no saber qué con la amada o no poseer palabra porque amanece el destierro ( “una dádiva apenas de tus ojos/ ¿y qué más podía pedir/ ¿y cómo nombrarla?”); o disfrazar al amor cuando nada hay ( “ella es como es/ por eso/ en los días estériles/ suele ataviarse de espantajo”)“Mientras dure la penumbra” es un libro duro, seco, recio, pero al tiempo suave, tenue, tintado de morriña. No se lee de un tirón a pesar de su breve espacialidad o, si queréis, precisa de muchas relecturas posteriores o al tiempo. Es como un río de excesivos afluentes o, como en aquel poema sobre los dos caminos, tomamos el más inesperado, pero siempre queda la vuelta atrás para tomar el otro y quizá volver porque en el otro anterior no vimos todo lo preciso. Pero volveremos siempre que sobrevivamos “a esta noche de cabellos lacios, de palabra tacto, de hastío y certidumbre”.Reza Novoa nos regala un libro de emociones y “da al traste con todas las vigilias”.

1 comment:

Luis Amézaga said...

A veces me da la impresión que sus reseñas literarias superan al original. Sus autores deberían ser generosos estas navidades.

libro duro, seco, recio, (castilla)pero al tiempo suave, tenue, tintado de morriña (saudade).