11/08/2006

Opera Bufa
García López, Ángel, Opera Bufa, Ediciones de poesía Hiperión, Madrid, 2004.
Lleva García López en el laborioso campo poético desde el mismísimo año en que uno naciera, publicando, y con anterioridad al 63, componiendo, que los hallazgos del lenguaje, del ritmo, y las resonancias metafísicas no surgen de la causalidad. Una larga trayectoria poética asentada sobre títulos imborrables de la memoria colectiva, "Memoria amarga de mí"; "Medio siglo, cien años"; "Territorios del Puma", que reconozco causaron honda emoción por la precisa palabra y ese ritmo de autenticidad, ternura y humildad destilado de la propia salivación al recitar. De uno a otro libro de los citados, podíamos encontrar hallazgos sorpresivos, pero más bien contenidos en la lingüísticidad de las ideas, nunca en el contenido de las mismas o en su desarrollo.
Sin embargo este su último libro de momento, da un giro a sus maneras y se instala en la tradición de la poesía bufa española, a la vera enverada de Quevedo, y los poemas, según los vamos desgranando, nos llevan de una chafadita o una chilindrina, hacia la parodia o el retintín; del epigrama cáustico a la parodia aticista, sin salir nunca del sarcasmo, de la mordacidad inteligente, expresando al oído atento, el tonillo, el sonsonete que ha de guiar la lectura. Encontramos en esta mordacidad con tonillo sostenido de la belleza del poemario, que tanto da cuenta del poeta bucólico que dice adiós a su compañera engañosa y emigra (andá con la mentira a ese creyente/al garufa de turno, a tu deschave,/y decile a ese pibe sos de estreno/cuando te acueste – como tanta gente -/e intente abrir tu puerta con su llave/ que es igual a la llave del sereno) como relata la intransigencia de la crítica a un poema de Luis G. Montero (Cuando tu me llamaste tomé un taxi/Y Dios! la que se armó) Y su originalidad, que ya nadie hoy se acuerda de la necesidad de la risa en el poema y de provocar la risa en el lector, que la poesía se decanta (mea culpa) entre la metafísica extraña y nacionalista y la bucolosidad bebeante del amor letraherido.
A pesar de que podamos gustar más del otro Ángel poético, más celestial y humano al tiempo, no está de más acercarse a la lectura de este Ángel del carientismo, que nunca llega al zaherimiento en sus parodias y nos deja una sonrisa más indeleble por ello.

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